lunes, 1 de agosto de 2016

SIN DESPERDICIO: CARTA DE MONSEÑOR MARIO MORONTA A MINISTRO RICARDO MENÉNDEZ

Ciudadano:
Ricardo José Menéndez Prieto
Ministro del Poder Popular para la Planificación
Vicepresidente para la Planificación y el Conocimiento.

Tengo a bien en dirigirme a Usted para manifestarle mi indignación ante el discurso pronunciado en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) durante el foro de alto nivel político sobre el desarrollo sostenible realizado recientemente, en el que aseveró, con datos de 2014, que implicó el manejo de datos estadísticos de años anteriores (2010-2011), que con la agresión de los enemigos del gobierno bolivariano y de su proyecto revolucionario, “el 94% de la población de nuestro país come tres o más veces al día”; que, además, “la desnutrición infantil descendió por debajo del valor del 5% y pasó a 3,37%”; y que, por otra parte, la pobreza estructural se ha reducido, registrándose un índice de “apenas 4,78%”.
En un evento internacional de tal relevancia se le olvidó referir la fuente y fecha de los datos para otorgarle cierta credibilidad y no convertirse, más bien, en consignas publicitarias, por lo que se presume el empleo de datos ocurridos en otros momentos históricos para ocultar la realidad de Venezuela.
La III encuesta nacional de presupuestos familiares del Banco Central de Venezuela (BCV), cuya data se recogió entre 2004 y 2005, logró concluir en un informe en 2007 que el 98% de los venezolanos comíamos para aquel entonces 3 o más veces al día. Y la IV encuesta del BCV actualizada en 2011, se basó en datos recogidos entre 2008 y 2009 para llegar, más o menos, a la misma conclusión (96%).¿Cómo va a decir Usted, sr. Ministro, que a pesar de las graves dificultades que confrontamos en el país, el 94% de los venezolanos hoy (2016) comemos tres veces al día, si está empleando datos recogidos hace más de tres años? Es probable que antes de 2013 sea cierto; pero dudo muchísimo de la certeza de la información si la fecha de referencia es la actual (2016). 
En caso de ser cierto, cuánto y qué come el venezolano en esas tres comidas diarias sería la grave diferencia que no se ha atrevido indicar, ya que durante los últimos 18 meses la realidad alimentaria de los venezolanos ha desmejorado sustancialmente.
Hay variables que no son observadas por los burócratas que hacen estudios desde sus escritorios y en oficinas con aire acondicionado: Las relacionadas con personas que hurgan entre la basura en busca de comida; el incremento de mendigos que tocan a las puertas de las casas clamando por algo para calmar el hambre; el cambio en el peso y la masa muscular de la población, entre otras. A estas variables les aplican mutis en los medios tanto privados como gubernamentales. Usted, como geógrafo, sabe que los grandes descubridores que dieron origen a la ciencia de la geografía no se escondieron detrás de sus escritorios, sino que tenían contacto con la realidad. 
La mejor manera de conocer qué come la gente y cuántas veces es en las colas para adquirir los productos o en las paradas de transporte o conversando con los vecinos. 
Pero no se puede tapar el sol con un dedo justificando el empleo de índices, que incluso tienen el sello de una ciencia burguesa, fundamentada en la filosofía del positivismo científico. 
 La desnutrición infantil a la que usted se refiere no puede ser la misma que utilizó el ministro Arreaza en una declaración en 2015, que correspondería a estudios de la IV encuesta del BCV, publicada en 2011 y cuya data se recogió entre 2008 y 2009. 
Si usted observa los alimentos (calidad y cuantía) que compra la gente sencilla que hace las largas colas en los mercados y escucha cómo hacen para preparar los alimentos, puede conducirlo a conocer los altos niveles de carbohidratos y bajos niveles de proteínas que consumimos. 
Si usted se da un paseo por los comedores escolares donde funciona el Servicio de Alimentación Escolar (SAE) puede cerciorarse del insuficiente consumo de proteínas en los alimentos servidos en cada bandeja.
 El olor que desprenden las cocinas de las escuelas no es precisamente carne, pollo o pescado; huele a arroz y caraotas. Gracias a Dios hay algo qué darles a los muchachos, pero no se puede estar mintiendo, sr. Ministro.
 Si hacemos hoy un estudio integral de la nutrición de nuestros niños, no puede limitarse solamente a la estatura y al peso, porque hay niños obesos y hasta con altas estaturas que padecen el mal de la desnutrición.
La escasez de leche, el alto costo de huevos y carnes, el consumo exagerado de harina son, entre otros, factores que están incidiendo en la desnutrición de los niños de la patria. 
Y esto se ha agravado en los últimos 18 meses. 
¿Cómo puede atreverse a decir que la pobreza estructural se ha reducido al 4,78%? Este dato muy bien podría ser cierto durante el gobierno de Hugo Chávez. 
Pero hoy, julio de 2016, me parece que usted les cree demasiado a los burócratas que le suministran la información y lo lleva a reproducir una mentira intencional.

Sr. Ministro, cada vez se hace más frecuente dormir con hambre y amanecer sin saber qué se puede desayunar. Y el punto se centra en que el salario de los trabajadores no alcanza sino para tres o cuatro días por quincena. 
Entonces, no puedo creerle que la pobreza esté en el 4,78%. 
La pobreza atacó a la clase media y por lo tanto puede superar la mitad de la población nacional. Familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos hemos compartido las estrecheces que nos ha impuesto esta coyuntura económica, de la que no somos culpables. 
Nos someten a un sacrificio inconsulto.

La Madre Teresa de Calcuta expresó en algún momento que Dios no creó la pobreza (porque Dios creó al ser humano en la abundancia de su misma creación). 
La pobreza es resultado de la estructura social del pecado, que en Venezuela se expresa en la descomposición moral que estamos experimentando en todos los niveles y espacios de nuestra sociedad y que supera toda estimación de crisis. 
Señor Ministro, hay un personaje de la historia universal de la política que siempre me ha atraído por su comportamiento acorde a las ideas que pregonaba: Proudhon, diputado ante la Asamblea Nacional de la revolución francesa, quien prefirió renunciar a su curul, porque ésta le exigía tareas burocráticas que le alejaban del pueblo: regresó a la calle y logró un liderazgo confiable.
Señor Ministro, no dudo en su mayor interés por hacer bien su trabajo, pero si éste le impide observar la realidad y prefiere mentir con información suministrada por personal que está toda su jornada detrás de un escritorio y le impide a usted palpar la realidad cruda y verdadera, lo mejor que puede hacer es renunciar y pisar las calles, oler a pueblo, codearse con la gente.  
Mientras ustedes nos exijan cosas que ustedes no hacen ni son capaces de hacer, seguirán siendo demagogos y su liderazgo se quebrantará por no tener la moral para sostenerla.

Atentamente,
Jesús Eduardo Moronta Rodríguez

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