Breves reflexiones vigentes:
Tolentino
Pérez Soto
Hace cerca de 30 años conocí a Marcos
Avilio, amigo fraterno cuya partida a la
eternidad hoy nos tiene acongojados. Recuerdo que junto a su inolvidable
hermano, Néstor Luis y una pléyade de merideños, en esa época se trabajaba por llevar a la Gobernación del Estado a Jesús
Rondón Nucete. En ese equipo humano
-de compromiso devoto por el destino de Mérida- donde se
mezclaba la ilusión con la amistad, Marcos Avilio fue “fuego, luz y horizonte”, como diría Pablo Neruda cuando se refería a
los hombres claves de una aventura humana.
En lo que a mí respecta -foráneo sembrado en esta bendita tierra
por los extraños mandatos del
Señor- también fui beneficiado (como
tantísimos otros) por la bonhomía,
sabiduría y el creativo humor de este
“soñador-realista” …que se nos adelantó en el camino.
Recuerdo que un día, hablándome de su
hermosa Tovar -para todos los
mocotienses la “capital del universo”- me dijo que
“el hecho de que uno encuentra tovareños en cualquier rincón del
país, obedecía a una secreta
estrategia para mejorar la raza
venezolana”. Siempre la chispa o ocurrencia inteligente amenizaba cualquier
tertulia.
Pero más allá de su personalidad llena de imaginación, Marcos
Avilio se incorpora con sobrados méritos
como ícono al riquísimo gentilicio merideño. Brillante jurista, insigne
académico, prestigioso político,
sensible luchador social, ejemplar jefe
de familia, incomparable amigo.
Doy gracias a Dios haberme contado entre tus
compañeros de ideales e incondicional amigo durante tantos años. ¡Inolvidable Marcos
Avilio…descansa en Paz!
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